Llegando al final del pasado me empecé a fijar en el futuro, logré descifrar muy pocas cosas, ya que no entendía muy bien el porqué de éstas… Fue pasando el tiempo y me di cuenta que no podía fiarme del futuro que había descifrado. Que había cosas que no cuadraban en esos ámbitos, en esos parámetros que estaba esperando. Decidí centrarme en el presente, pero tampoco eran soluciones exactas, y algo en mi interior me dijo que no confiara, que todo cambiaría y que lo que estaba viviendo no pertenecía al presente.
Yo me pregunté, ¿cómo que este momento no pertenece al presente ?... y él me contestó, el presente es el momento exacto de la acción- y desapareció.
Le di vueltas y vueltas, y más vueltas… y cuando fui mayor comprendí algunas cosas.
Si el presente es el momento exacto… ningún ser humano es capaz de vivir más de una micra de segundo en un mismo presente, por lo tanto, no debemos pensar lo que hacemos, porque si lo pensamos estaremos pensando en el pasado, o si pensamos lo que vamos a hacer en un futuro, por lo tanto sería pensar en algo que nos dimos cuenta que no tiene explicación ni solución.
Hoy me siento al fin feliz, la tristeza no es para mi.
