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lunes, 12 de diciembre de 2011

La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada.

Me das tus labios y yo mi piel erizada. Me das tu sonrisa, esa alegría. Yo a cambio te doy cada rinconcito de mi cuerpo, mi pelo, mis manos, mis huesos. Tú me das esas caricias divertidas, y yo me libero entre las risas. Tú me susurras palabras al oído y yo, me duermo entre tus sábanas.

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